JAPÓN 2018 – Tokio: Ueno, Tokyo Station y Harajuku

Miércoles, 30 y Jueves, 31 de Mayo de 2018.

Hemos decidido poner estos 2 días juntos porque no visitamos casi nada nuevo que no hubiésemos visto ya en nuestro primer viaje del 2015. Sin embargo, eran zonas a las que teníamos claro que queríamos volver y así lo hicimos.

 

Para el miércoles teníamos reservado una «frikada» que habíamos descubierto gracias a Verónica, de «Viajar Code:Verónica». Se trataba de recorrer parte de la ciudad en unos karts vestidos como personajes del video juego de «Mario Kart»; la empresa en cuestión se llama «MariCar» y nosotros habíamos reservado el recorrido que comenzaba en Shibuya. Sin embargo, ese día daba lluvia y decidimos cancelarlo; no nos apetecía pillar una buena mojadura, la verdad.
Finalmente, y a pesar de que el cielo estaba bastante gris y feo, no llovió. Ya veis, metimos la pata cancelándolo, pero bueno, uno nunca está seguro con la meteorología…

Total, que cambiamos de planes y esa mañana del miércoles la pasamos en Ueno. Esta zona de la ciudad fue el primer parque de Tokio y es un gran foco cultural, ya que aquí se sitúan un gran número de museos, entre ellos el Museo Nacional de Tokio, que sería nuestra segunda parada del día.
Y es que la primera fue la tienda «Yamashiroya», justo en frente de una de las salidas de la estación. Se trata de una tienda de  6 pisos en la que puedes encontrar juguetes, figuras japonesas, personajes de anime,… ¡una locura! A nosotros que nos gustan este tipo de cosas (sin llegar a estar muy enterados de las marcas japonesas) nos encantó el rato que pasamos allí. Además del merchandisign japonés, no podía faltar, entre otros, una zona dedicada exclusivamente a la saga «Star Wars», con figuras a tamaño real que te preguntas… «¿y esto la gente lo tendrá en su casa?» (ved, si no, la cara de Sergio en la foto) 😉

Yamashiroya Ueno 1

Yamashiroya Ueno 2

Tras un buen rato y alguna que otra compra, nos fuimos a lo que sería nuestra siguiente visita, como os decía más arriba: el Museo Nacional de Tokio, que se encuentra a unos 10 minutos a pie en el Parque de Ueno.

Este museo es el más grande y antiguo de todo Japón, y el más visitado. La entrada cuesta ¥620 por persona y merece la pena pasar un rato en él para familiarizarse con la cultura y la historia del país nipón. Sin embargo, creemos que quizás no sea para una primera visita; pero vamos, que esa es nuestra opinión y recomendación.

Museo Nacional de Tokio

La gran colección que abarca el Museo se encuentra distribuida entre los diversos edificios de los que lo componen y está formada por pinturas, esculturas, espadas, armaduras… entre otras cosas.
Nosotros habíamos leído algo antes de ir y teníamos decidido lo que queríamos ver de antemano, ya que se necesitaría un día completo para verlo todo. Dejamos las mochilas y las bolsas en la consigna (no puedes entrar con nada) y nos dedicamos a deambular por las salas que más nos gustaban, sobre todo en el Honkan (edificio principal), que alberga la galería japonesa.
No somos de hacer fotos en los museos, así que no tenemos ninguna para mostraros.

Entre una cosa y otra se nos había pasado la mañana y se nos había echado encima la hora de comer, así que dejamos el Museo y nos fuimos dando un corto paseo a una cafetería que llevábamos anotada para el almuerzo: «Kayaba Coffee», famosa por su sandwich de huevo.

Kayaba Coffee

Encontramos una mesa libre en el piso superior, el cual es de tatami, por lo que nos descalzamos y comimos sentados en el suelo, dando buena cuenta de varios sandwiches que estaban buenísimos.

De la que volvíamos a la estación de Ueno comenzó a chispear un poco, así que decidimos buscar un sitio que fuera de interior para no andar con los paraguas -cosa que ambos odiamos-.
Por cierto, algo que nos sigue llamando mucho la atención en Japón (y más en una gran ciudad como Tokio) es el hecho de que los niños, ya desde bien pequeños, van solos por la calle. Creo que eso, en España, sería impensable. Vimos a este grupo de niñas y no pudimos pasar sin hacerles una foto:

grupo niñas Ueno

¿No os parece increíble la seguridad de este país? Yo sigo admirándolos por eso.

Ya en la estación de Ueno, tomamos la Yamanote Line hasta llegar a Tokyo Station, lugar que habíamos escogido para pasar el resto de la tarde porque estábamos a cubierto de la lluvia que, ahora sí, ya hacía acto de presencia.
Los subterráneos de la estación son un verdadero centro comercial, lleno de tiendas, restaurantes, cafés… Nos fuimos directamente a un lugar que ya conocíamos: «Tokyo Character Street», un pasillo dedicado exclusivamente a los personajes japoneses más conocidos y algunos de los más kawaii.

Tokyo Character Street 1

Tokyo Character Street 2

Tokyo Character Street 3

Tokyo Character Street 4

Y allí echamos el resto del día, en la estación. Suena raro, ¿verdad? Pero es que en Japón, muchas de las estaciones de tren/metro, son así: lugares de ocio como si de un verdadero mall se tratase. Siempre son una buena opción para esos días de lluvia que te puedes encontrar en un viaje. 😉

 

El jueves repetíamos también visita: Harajuku. Y es que creo que, si volvemos mil veces más a Japón, mil veces más iremos a este barrio. ¡Nos encanta!

Tras nuestro ya acostumbrado desayuno en el «Starbucks» de Asakusa, cogimos el metro y nos fuimos hasta allí, donde la primera visita obligada era Takeshita Dori, la calle más famosa del barrio con sus 400 metros repleta de tiendas con llamativas ropas, cafeterías con algodones de azúcar de colores, salones de purikura (máquinas de fotomatón que permiten retocar las imágenes e imprimirlas) … ¡Nos encanta! Llegar hasta ella no tiene pérdida, ya que se sitúa justo enfrente de la estación de metro.

Takeshita Dori entrada

Nuestro primer destino lo llevábamos claro: la tienda Daiso, una cadena de tiendas de las de todo a 100 yenes, donde puedes encontrar todo tipo de productos y a muy buen precio. Hay varias a lo largo de todo Tokio, pero a mí esta es la que más me gusta; de hecho, luego entramos en otras y no tenían ni la mitad de cosas que esta.
Luego, otra tienda; esta era más para mí, digamos: Matsumoto Kiyoshi, «el paraíso del potingueo». O sea, cremas, maquillajes, champús, más cremas… Una locura. Al menos para mí, porque en lo que respecta a Sergio mirad si le gusta, que se fue a dar una vuelta y volvió al rato… cuando yo aún no había acabado. ¡Pobre, bien me aguanta! Jajaja…

Cuando salimos de aquí, la calle ya estaba a rebosar de gente. Incluso en ocasiones se hace difícil caminar tranquilamente. Aún así, merece la pena no perdérsela. El resto de la mañana nos lo pasamos entrando y saliendo de diversas tiendas…

Takeshita Dori 1

Takeshita Dori 2

… hasta finalizar haciendo el tonto en un salón de purikura. Aquí el cachondeo que pasamos ya fue máximo; pero no creáis, que los chavales japoneses -especialmente las chicas- se toman esto muy en serio e incluso hay zonas preparadas para que puedan retocarse y salir monas en las fotos. Lo que no hagan estos japos…
Lo nuestro fue más en plan payaso:

purikura

Y llegó la hora de comer. ¿Y dónde te vas a comer estando en Harajuku? Fácil: «Harajuku Gyoza Lou», en la zona de Omotesando, a 5 minutos de Takeshita. Ya habíamos estado aquí en nuestra anterior visita al barrio y teníamos clarinete que queríamos volver a comer las gyozas más ricas -y baratas- del mundo.

gyozas Harajuku

¡Qué buenas están! Si os gusta este tipo de comida y estáis por la zona, no os lo perdáis. Eso sí, no esperéis un trato exquisito y demasiada amabilidad (raro para Japón), pero este bar es tipo: llegas, pides, comes y te vas, así, en plan rápido. Está siempre a rebosar, pero seguro que no tendréis que esperar demasiado si, cuando lleguéis, no hay un hueco libre. El tráfico de gente es fluido. 😉

Tras la comida tocaba el postre y hoy iba a consistir en un café… un poco especial. Para ello nos fuimos al «Reissue Café», a unos 7 minutos a pie desde el local del gyozas. Es una cafetería un poco escondida y que nos costó algo de trabajo encontrar, pero finalmente dimos con ella. Allí sirven lattes con muñequitos hechos con la espuma de la leche, que puedes escoger. Y mirad lo que nos hicieron a nosotros: este es el de Sergio (que no se decía por un personaje, así que pidió un café normal)…

Reissue Café Harajuku 1

… y este el mío…

Reissue Café Harajuku 2

¡Síiii! ¡Es Tarty hecha en café! Jijiji… ¿A que es muy kawaii?

Tras el café y disfrutar un buen rato del sitio que es muy original, volvimos a la estación para ir de regreso al hotel.
Teníamos que ponernos guapetes porque esa noche teníamos una cita muy especial para cenar: habíamos quedado con Arturo y Óscar, dos de los chicos que formaron parte de nuestro grupo el día de la excursión al Monte Fuji con «Turismo Victoria», ¿recordáis?
Por cierto, sabéis que siempre os decimos que los japoneses duermen en toooodas partes, ¿verdad? Pues para muestra, un botón: aquí me tenéis, sirviendo de almohada a mi compañera de asiento…

metro Tokio

Total, que una vez ya elegantes, nos fuimos a Ginza, donde habíamos quedado con nuestros chicos mexicanos para cenar. Después de una breve deliberación de adónde ir, nos decidimos por un restaurante de tonkatsu (carne de cerdo empanada), que a los 4 nos encanta.
¡Qué noche más divertida pasamos! Y claro, después de la cena, no podían faltar unas buenas cervezas japonesas…

cena Ginza

cervezas Ginza

Después de una velada de las más agradables y divertidas que hemos tenido en Japón, nos despedimos de nuestros amigos con mucha pena y con la intención de volver a encontrarnos (seguramente será este año). En el metro éramos un show, porque imaginaos, con lo «secos» que son los japoneses para dar muestras de afecto en público, y nosotros -2 españoles y 2 mexicanos- venga a darnos besos y abrazos… ¡la peña nos miraba raro! Jajajaja…

Llegamos bastante tarde a Asakusa y, gracias a eso, nos despedimos del día con unas imágenes realmente bonitas…

Nakamise Dori de noche

Senso-ji de noche